Introducción
La música nos acompaña a lo largo de nuestras vidas.
A pesar de nuestras diversidades culturales como la religión, la familia y el estilo de vida. Universalmente la música es esencial para todo ser humano.
Escuchamos música en ocasiones diferentes. En celebraciones como fiestas de cumpleaños o Navidad. O cuando estamos en casa y nos apetece buscamos un estado de paz escuchando mantras.
Otro ejemplo, con el que muchas personas pueden identificarse, es cuando llegamos tarde al trabajo o la escuela y nos sentimos un poco bajos de ánimo. Podemos gratificarnos escuchando nuestra música favorita. Cuando escuchamos música en estas ocasiones, nos conectamos con la emoción. Y cuando estamos conectados con estas emociones es posible expresarlas.
Pero, ¿cómo nos acompaña exactamente la música? ¿Cómo conectan nuestras emociones con el audio que escuchamos? ¿Cuál es exactamente la relación entre la música y las emociones que expresa?
Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos al escribir este artículo.
¿La música es feliz o triste en la forma en que crea emociones en los oyentes? La evidencia sugiere que esto es demasiado simplista. Otras teorías sugieren que existe una conexión entre la música y el movimiento del cuerpo humano. Entonces, la música triste, por ejemplo, imita la postura y las acciones de una persona triste. Si bien esto parece evidente, la relación entre ambas sigue siendo una cuestión pendiente.

Xilófono momentos antes de acompañarnos en un taller.
En este blog abordaremos lo siguiente:
- La música nos conecta con las emociones
- El uso metodológico de la música
- El artista colaborativo
La música nos conecta con las emociones.
Recientemente, un grupo de investigación de Dartmouth College se dispuso a explorar la conexión entre la música y el movimiento. El punto de partida fue la idea de que la música y el movimiento comparten una estructura dinámica.
El grupo de investigación comenzó reclutando a 50 estudiantes universitarios para probar un programa de ordenador que habían creado.
El programa podía generar tanto música (con melodías de piano simples) como movimiento (con una pelota que rebotaba).
A la mitad del grupo reclutado se les dio la versión musical, mientras que a la otra mitad se les dio la versión de movimiento. El objetivo de cada estudiante era expresar cinco emociones diferentes con la ayuda del programa:
- Enfado
- Felicidad
- Tristeza
- Miedo
- Paz
Los usuarios podían mover un ratón para componer música o manipular la pelota que rebotaba. El resultado se actualizó en tiempo real para que pudieran ver y escuchar los cambios a medida que los hacían.
La principal pregunta era si los participantes colocarían el mando de control deslizante en lugares similares para las mismas emociones, independientemente de si estaban haciendo la versión con música o con movimiento.
La respuesta fue afirmativa …
Los resultados sugieren la clara presencia de una estructura común en la música y los movimientos emocionalmente expresivos.
Después de rehacer los experimentos en otros lugares, incluida una pequeña y aislada aldea de Kreung en Camboya, los resultados fueron bastante similares al comparar a los habitantes de Kreung con los de occidente.
Experimentos como estos nos acercan a entender la relación entre nuestras emociones y las canciones que escuchamos.
Nos dan evidencia de que las características dinámicas de la expresión emocional pueden ser culturalmente universales y que las expresiones emocionales tienen contornos dinámicos similares en la música y el movimiento.
El uso metodológico de la música.
Podemos encontrar conexiones nuevas o más profundas cuando escuchamos música y estas conexiones pueden tener beneficios terapéuticos.
Otro aspecto es utilizar la música con la intención de explorar nuestro mundo interior de una manera metodológica que fomente el crecimiento personal.
Este tipo de uso terapéutico de la música se denomina metodológico.
Podemos diferenciar entre la tendencia natural de escuchar música, y el uso de una pieza musical con la intención de proporcionar un efecto terapéutico. Así utilizamos la música en nuestros talleres.
La música también puede ser la expresión de la espiritualidad. Este es un aspecto del Acompañamiento Creativo que nos da la posibilidad de interconectarnos profundamente con nuestras emociones.
La música también nos ayuda a encontrar sentido a nuestro trabajo. Llena los vacíos en nuestra vida cotidiana.
Durante nuestros talleres vivenciales invitamos a músicos con talento que ofrecen su música en vivo que nos ayuda a conectarnos con un lugar sagrado de nuestro mundo interior.
En nuestros programas educativos, seleccionamos cada pieza musical especialmente para trabajar con una variedad de temas tales como: asuntos pendientes y enfrentar el miedo a la muerte.
Estos acompañamientos musicales ayudan a que aumentemos la compasión y la capacidad de perdonar.
Y así de esta manera el amor sigue creciendo…
El artista colaborativo.
La metáfora de la música nos sirve para explicar algunos aspectos de nuestro modelo de trabajo – Acompañamiento Creativo:
Imagina una banda de música donde está el cantante principal que es acompañado por otros músicos que tocan por ejemplo la guitarra, batería y saxofón.
Para que den un buen espectáculo los músicos tienen que estar sincronizados, tienen que estar conectados. Los instrumentistas apoyan al cantante dándole ritmo y espacio para que cante y se exprese.
De la misma manera, cuando ayudamos a los niños que están pasando por un duelo, nos imaginamos como los guitarristas para agregar ritmo y dar espacio para que el niño exprese lo que hay dentro de él.
También en algún momento los alentamos a salir de la preocupación y ansiedad haciendo algo que disfrutan.
En una pieza musical, la melodía y la composición se tocan juntas. Eso es lo que le da a la pieza musical su cualidad esencial. Y esa es una analogía perfecta para lo que practicamos en nuestros talleres.
El Acompañamiento Creativo es el arte de estar presente y unir. Jugamos el papel del artista colaborativo que contribuye completamente con el trasfondo armónico.
Creamos la parte de los instrumentos que añaden el ritmo a la canción. Los instrumentales que alivian la situación del solista, dándole un momento para tomar un respiro.
Por supuesto que la música tiene un lado creativo, pero también requiere dedicación y mucha práctica para conectar con la audiencia.
En nuestros programas educativos usamos la música para ir hacia adentro, para descubrir nuestro poder y capacidad curativos. De esta manera hacemos conexiones más profundas con nosotros mismos y con los demás.
Utilizamos música y danza que se vinculan con el movimiento y la diversión, conectando con nuestro cuerpo.
Tocamos música espiritual que conecta con el universo. Te libera de la carga de tu historia, creando espacio para que tu creatividad e intuición te llamen.
Y por último, pero no menos importante, la música que ayuda a decir adiós y da la bienvenida a lo nuevo.

Taller ‘desde la inseguridad a la autoestima’ (Bratislava)
Gracias por leernos,
Iván Gómez García
Director de Acompañamiento Creativo
Psicólogo experto en Psico-Oncología y Cuidados Paliativos
Psicoterapeuta Gestalt (AETG-FEAP)
“La música es el lenguaje que me permite comunicarme con el más allá.”
Robert Schumann


